Diego Labat: “Uruguay tiene mucho margen de acción y sin aumentar impuestos” (2024)

En ese marco de coordinación de los distintos componentes de la política económica que el gobierno subraya: ¿seguirá respaldando la política de no intervención en el mercado cambiario por parte del Banco Central?
Sin dudas. En un país chico que quiere ser abierto y con un régimen de objetivos de inflación la mejor política es la flotación. Las intervenciones cambiarias pueden existir, pero tienen que ser cuando hay condiciones muy distorsionadas de mercado y con cuidado. Si algo hemos tenido en estos cuatro años y pico, es una gran coordinación, alineada a objetivos y consistencias. A veces hemos recibido alguna crítica sobre inconsistencias. Yo me sentí siempre muy cómodo haciendo la política monetaria, pero teniendo una política fiscal también jugando alineada, la política salarial lo mismo. A veces se confunde inconsistencia con ciertas tensiones que hay que tener, porque en el mundo ideal si uno solo tuviera un papelito capaz que haría otra cosa. Dentro de los márgenes que cada uno tenía actuamos coordinados.

¿Cómo toma las críticas de varios sectores alineados, por decirlo de alguna manera, con la orientación del gobierno, que criticaron la situación del llamado “atraso cambiario”? ¿Y además, qué políticas se pueden esperar en este período?
Ahí hay que separar un par de cosas. La preocupación pasa por la apreciación de la moneda y por la competitividad. Yo también la tengo. Otra cosa después es discutir, y ahí capaz que no nos ponemos de acuerdo, en las razones por las que eso sucede. Pero claramente el tipo de cambio real es una cosa sobre la que tenemos que seguir actuando. En un próximo gobierno ese va a ser uno de los focos, pero hay que ir por el camino que hay que ir, no por atajos, porque los atajos no llevan a nada. Hay que trabajar sobre la competitividad, pero eso implica un cuidado importante de las cuentas públicas, implica más apertura, implica trabajar en lo micro, en desregulación, en desburocratización, en ponerle más infraestructura al país, todas esas cosas hacen la competitividad. El dólar termina siendo la variable, pero creer que con un movimiento del dólar se resuelven todos los problemas no es así.

¿Qué se puede esperar de esa agenda pro-competitividad?
Hay que seguir buscando mercados, pero también hay una serie de cosas que Uruguay puede hacer unilateralmente, desde desregulaciones, bajada de barreras paraancelarias que tenemos que no son culpa ni de Estados Unidos, ni de China, ni de la Unión Europea, que son culpa nuestra. El cuidado de las cuentas públicas es importante. Cuando uno mira la apreciación del tipo de cambio en el largo plazo claramente las cuentas públicas importan. Hay que ser muy cuidadosos y ahí estamos planteando un programa de racionalización del Estado, de digitalización del Estado, con cosas que se han empezado en este período y que se van a seguir, por ejemplo, con cierta centralización de los software en los ministerios, con racionalización en algunas actividades en los ministerios. Esa agenda también es importante.

Y hay una tercera pata que tiene que ver con un programa de desburocratización. Ahí estamos pensando medidas que sean bien concretas y que las vamos a ir planteando en estas semanas que vienen. Es decir, cómo llegar a una baja bien concreta de precios, de eliminación de barreras a la importación y a la exportación. En todas estas cosas micro, el problema es que a veces el país puede convivir sin resolverlas, porque cada una individualmente no hace demasiado daño. El problema es que cuando se suman y son 1.000, 2.000, 3.000 mil cositas chiquitas, terminan haciendo daño. Hay que terminar de tomar conciencia y pisar el acelerador. Lo mismo que hicimos con la inflación hay que hacerlo con la desburocratización, animarse a hacer cosas. No siempre son intereses los que trancan. Muchas veces es indiferencia, desidia de cosas que van pasando y que es más fácil dejarlas así. Otras veces sí hay intereses detrás de algunas normas. Va a haber que ir levantando todos esos intereses y lograr cambiar cosas, porque sino va a ser muy difícil mejorar la competitividad.

Lo mismo que hicimos con la inflación hay que hacerlo con la desburocratización, animarse a hacer cosas. Lo mismo que hicimos con la inflación hay que hacerlo con la desburocratización, animarse a hacer cosas.

Hablando del nivel de precios. ¿Hay incidencia del lobby empresarial en algunos sectores, en algunos mercados particulares?
No le llamaría lobby. Hay normas que a veces favorecen a algunos sectores y esos sectores claramente prefieren no cambiar. Ahí hay que entender que si cada uno de lo único que se preocupa es de mantener su pedacito va a ser difícil que cambiemos el todo. Cuando esto se encuadra en un cambio más general de desburocratización y de desregulación deberíamos estar todos alineados y entender que capaz que en ese cambio, en esas mil medidas hay tres que no me sirven, pero hay 997 que sí me van a mejorar la vida.

¿Así como la consolidación fiscal y la baja de la inflación fueron dos cuestiones centrales para el equipo económico de este gobierno, para el próximo –sin olvidarse de eso– estas cosas tienen que estar?
No tengo dudas que sí. La economía está ordenada. Tenemos una inflación baja, hay un orden fiscal, hay una regla. Seguramente en la macro va a haber que hacer cosas, pero está acotado. La agenda fuerte pasa por la competitividad, pasa por ser un país más barato para producir y hay que animarse a poner una agenda arriba de la mesa y a actuar. Entre otras cosas, porque la nueva administración va a recibir una economía bastante mejor que la que recibimos al principio de este gobierno, una economía con una macro bien ordenada y con muchos problemas resueltos, como por ejemplo la reforma de seguridad social.

El programa de gobierno de Álvaro Delgado dice que “el cuidado de los dineros públicos será un eje central, siendo una premisa primordial de la propuesta que no se aumentará la carga tributaria sobre la población”. ¿Eso significa que un gobierno del Partido Nacional no va aumentar impuestos?
No va a haber aumento de impuestos. Hubo algunas declaraciones sobre irresponsabilidad de prometer eso. La respuesta nuestra es bien clarita, con las condiciones actuales de una economía ordenada no vamos a subir impuestos.

¿Qué pasa si sale el plebiscito de la seguridad social y ustedes tienen que aplicar el resultado?
El plebiscito por la seguridad social es una irresponsabilidad, quienes lo promovieron hasta ahora no han mostrado un número. Hay algunas cuantificaciones del BPS que se han hecho, pero que apuntan a los efectos muy directos. Esto puede tener consecuencias mucho más allá que lo directo. No sólo automáticamente aumentan los gastos del BPS y después en el mediano y largo plazo vamos a tener cada vez más jubilaciones para pagar, más cantidad, empeorando la relación pasivo-activo. Son también las inversiones de las AFAP que desaparecerían y podría seguir con el clima de negocios.

Las consecuencias son incalculables y en esa situación sí hay algunas estimaciones de cuántos puntos de IVA va a costar. Entonces a la gente le va a parecer que recupera una cosa y automáticamente le van a terminar cobrando el IVA. En ese escenario el problema fiscal va a ser el menor de todos. Entonces, no podemos hacer una campaña pensando en un escenario de catástrofe. Estamos planeando con una economía sana y una economía como la que tenemos hoy. Nuestro plan está basado en gestionar eso. Por supuesto, si después hay un desastre, habrá que gestionarlo.

¿O sea que la propuesta de no subir impuestos no incluye el "escenario de la catástrofe"?
Puedo planificar si tengo que pintar mi casa o si puedo reformar el baño. No voy a ponerme hoy de noche a escribir en un cuaderno lo que va a pasar si mañana se me incendia la casa. Planifico en el escenario que hoy tengo. Sí advierto que hay un escenario que es bastante irresponsable y que se ha puesto arriba de la mesa. Pero no voy a empezar a hacer números y a decir todo lo que tendría que hacer, entre otras cosas, porque todos los números que se han hecho son escenarios de mínima.

Para un escenario sin aumento de impuestos como el que plantea tiene que haber una política de gasto. ¿Qué plantea en ese frente?
La racionalización de los gastos hay que hacerlo siempre, hay que pensar no sólo en qué programa nuevo se va a hacer, sino qué cosas no agregan valor, qué cosas no tienen sentido. Y eso se ha hecho en este período y se va a volver a hacer en el que viene. Con eso y con la actual situación de la economía la responsabilidad fiscal va a estar. El sector productivo no resiste más presión fiscal, eso también es parte de por qué nosotros insistimos con no más impuestos. Entonces, claramente, cuando uno no va a poner impuestos, lo que tiene que tener es austeridad fiscal. Ese manejo lo vamos a seguir haciendo. La austeridad y la racionalización de gasto van a estar en el centro de todo.

En este gobierno reducir el gasto resultó más difícil de lo previsto inicialmente. ¿Comparte esa lectura que realizan varios economistas?
No comparto. Además de la regla fiscal, que ha sido un pilar básico, se hicieron una serie de manejos bien prolijos y responsables. En este periodo tuvimos varios gastos extraordinarios. El presupuesto de estos cinco años va ha haber pago US$ 4.400 millones entre pandemia, sequía y algunos otros episodios complejos. Se sacó para afuera con el objetivo que no pasara como con otros gastos que se ponen y después quedan para siempre. Ese tipo de gestión ha sido muy buena. Y el gasto se ha mantenido bajo control, algo creció en términos del PIB, pero bastante menos que lo que venía creciendo. Por supuesto, habrá que mirar y habrá que corregir, pero a mí me cuesta esa versión que trata de igualar todo para abajo. Entre otras cosas, hay un elemento que es lo que todos se olvidan: tuvimos 2018 y 2019 con empleo cayendo, salario real planchado y una economía en clara caída. Después llegó la pandemia. Hoy tenemos una economía con crecimiento todavía lento pero levantando, con niveles de empleo que son los mejores en los últimos 10 años, y sobre todo con indicadores de confianza muy buenos. El clima de negocios “bueno” o “muy bueno” era 12% en 2019, hoy es 88%, está en la encuesta de Exante. Cuando yo miro para adelante, cuando voy a lo fiscal y voy a proyectar hacia adelante ingresos y egresos claramente la situación es otra. Uno no puede analizar fotos, hay que mirar películas.

Hubo combinación de políticas adecuada, bien coordinada. El próximo gobierno va a tener una situación bastante mejor que la que recibimos en este período. Hubo combinación de políticas adecuada, bien coordinada. El próximo gobierno va a tener una situación bastante mejor que la que recibimos en este período.

En materia de gasto, Javier De Haedo, por ejemplo, ha dicho que no hubo nada de “estructural ni de permanente” y que el ajuste fue “efímero y reversible”. ¿Qué responde?
A veces se hacen algunos análisis pensando en el mundo ideal y está bien, cada uno tiene su papel. Yo lo que digo es que hubo un manejo responsable y el cuidado por cada peso en cada cuestión. Ese cuidado fue el que permitió que en situaciones imprevistas como el covid o la sequía, el Estado estuviera y pusiera la plata donde tenía que estar. Hay personas que capaz que querían un manejo más duro, es posible. Hubo una combinación de políticas bien adecuada, bien coordinada y eso es lo que hace que el próximo gobierno va a tener una situación bastante mejor que la que recibimos en este periodo.

Y sobre esa racionalización de la que hablaba, ¿se puede estimar en porcentaje de PIB?
Por ahora no le queremos poner ningún número. Esa racionalización lo que implica es sobre todo mejorar prioridades. De hecho, estamos planteando algunos programas nuevos, por ejemplo, de primera infancia. Entonces, todavía no es tiempo de estimar. Lo que sí es importante es asegurar que vamos a establecer con mucho cuidado las prioridades del gasto.

La pregunta venía a cuento porque en una columna de Búsqueda Gabriel Oddone consideró que se debería hacer un ajuste de 1% del PIB y De Haedo decía 2% “por lo menos”.
Hay que ver qué escenarios uno mira. Soy bastante más optimista con el escenario hacia adelante, la economía muestra algunos indicadores muy buenos. Este gobierno pisó muy fuerte el acelerador, por ejemplo, con la innovación, con la industria de la tecnología, el audiovisual ha pisado muy fuerte. Hay emprendimientos muy buenos y esas cosas la economía está empezando a cosecharlas. Hay un dinamismo del desempleo cero en los sectores de tecnología, hay un dinamismo en un montón de sectores de la economía que se están viendo y que más tarde o más temprano se van a ver en el propio número del Producto.

Y cuando escucha a economistas que dicen que el próximo gobierno asume con poco margen de acción. ¿Qué responde a eso?
Yo digo que hay margen. Este gobierno asumió en 2020 con una situación fiscal bastante peor de la actual, con una promesa de no más impuestos y se cumplió, y hubo margen de acción para hacer un montón de cosas. Hubo margen y lo encontramos con gestión. El próximo gobierno va a tener mucho margen de acción, va a tener que racionalizar, por supuesto, siempre hay restricciones porque esto es economía. Tenemos el riesgo país más bajo de toda la historia uruguaya, la mejor calificación de riesgo de la historia uruguaya, cuando uno habla con inversores extranjeros, todos quieren a Uruguay. Eso no es casualidad. Uruguay tiene mucho margen de acción, hay seguir mejorando la gestión, hay que ser un inconformista permanente.

¿En resumen dice que hay margen de acción para hacer cosas sin subir impuestos?
Sí, sin dudas. Hay una dinámica, que sobre todo le pasó a los gobiernos anteriores, de que se ponen más impuestos y automáticamente aparece alguien que los quiere gastar en A,B, C o D. Entonces, al final, más impuestos no da resultado. Tenemos los ejemplos en los gobiernos anteriores cuando se hablaba del espacio fiscal y se iba al Parlamento a ver en qué se gastaban los US$ 200 millones que sobraban. En realidad la lógica tiene que ser al revés. Tiene que haber una necesidad y se busca cómo financiar, qué dejar de hacer o encontrar los recursos en algún lado. Pero no de esa manera. Esa lógica de los recursos también pasó con las empresas públicas. Claramente, ser duro y subir tarifas lo mínimo posible al final hace que las empresas públicas terminen siendo bastante más austeras de lo que son. Hay ejemplos donde se les daba y se les daba tarifa, y en lo único que terminaba era en malos negocios.

Proponen reducir los funcionarios públicos un 1% anual. Son 15 mil en todo el período aproximadamente. La Rendición de Cuentas detalló que en el gobierno de Lacalle Pou bajaron 2.556. Lo que Delgado se propone hacer en un año es lo que hizo Lacalle Pou en todo el período y también venía con una política de reducción. ¿Por qué ahora se podría cumplir con eso?
Esto es acumulación de muchas tareas, voy a dar un ejemplo. En este período se hizo un cambio en el software de gestión humana de los distintos ministerios y estamos convencidos que eso nos va a permitir hacerlo mejor. Es una ambición lograr esa reducción, es absolutamente necesario actuar sobre el gasto público. Nosotros tenemos los números, nos parece que es bien cumplible y vamos a hacer el esfuerzo para mostrar que sí se puede.

Parece complejo. Lacalle Pou tenía también una intención muy importante y lo que le pasó luego fue que tuvo que decretar excepciones por todos lados: Defensa, Interior, Cancillería, ANEP, Salud, Ganadería… Tenemos que ser muy ordenados en las prioridades, el tema de la competitividad nos importa, y la racionalización también. Por supuesto, en áreas prioritarias los recursos tienen que estar y en eso está claro que los recursos humanos necesarios van a estar, pero vamos a tener que ser bien ordenados porque si queremos competitividad necesitamos austeridad y vamos a cumplir con reducir.

¿Qué aspectos cree que hay que cambiar o agregar al régimen de promoción de inversiones?
Es un buen régimen, pero el inconformismo permanente requiere mirar. Hay que revisar un poquito los incentivos que se dan, en la próxima administración tendremos que elegir muy bien hacia donde apuntamos y que los incentivos estén bien alineados: empleo, incorporación de tecnología. La segunda cosa es tratar de darle un poco más de agilidad, que es la gran queja, que es un mecanismo excesivamente burocrático. Proponemos, no solo para esto, sino para muchas cuestiones de la administración pública el tema de los controles posteriores, el silencio positivo.

Pedro Bordaberry al presentar su candidatura al Senado se quejó de los contratos secretos, a partir de lo de HIF Global y UPM. ¿Cuál es su posición?
No tengo ninguna posición. En estas cosas hay que ser pragmático, a veces el Estado firma con contrapartes dentro del marco legal.

Él lo planteaba diciendo que no lo conformaba el argumento de que había secretos comerciales.
Si está dentro de la ley, a veces los contratos requieren esas necesidades. En eso soy pragmático.

En pobreza infantil los números muestran que el núcleo duro –de 0 a 6 años– no se ha logrado mejorar. ¿Por qué? ¿Hay que aumentar recursos, rediseñar planes?
La primera reflexión es que no se puede tomar la pobreza como un Peñarol-Nacional. En los últimos 10 años la pobreza está estancada. Seguramente el próximo dato sea un poquito mejor, pero cuando uno mira, todo se parece mucho al 2014. Bajó mucho hasta ahí y se estancó.

La primera política para reducir la pobreza es empleo formal y de calidad. Una economía sana, ordenada, creciente, bien competitiva y creciendo a tasas mejores que la que tenemos es la primera solución para resolver el tema. Pero además hay que focalizarse en algunos nichos con políticas distintas de las que se han llevado a cabo hasta ahora. Ahí tenemos el programa de primera infancia –con un monto récord de US$ 200 millones– está muy bien diseñado por Rodolfo Saldain y estamos trabajando también, todavía no lo vamos a mostrar, en algunos incentivos más para que los jóvenes puedan terminar el liceo completo. Uruguay tiene muy malos números de jóvenes terminando el liceo.

Estamos trabajando en algunos incentivos para que los jóvenes puedan completar el liceo. Uruguay tiene muy malos números Estamos trabajando en algunos incentivos para que los jóvenes puedan completar el liceo. Uruguay tiene muy malos números

El programa habla de reducir a la cuarta parte la pobreza infantil para ser desarrollados aunque no es tarea de un solo gobierno. ¿Cuánto se puede avanzar en el quinquenio?
Se puede avanzar mucho. Seguramente sea difícil erradicar todos los problemas del país en cinco años, pero habitualmente nos quejamos de que Uruguay es un país chico con poca población, y para este tipo de programas –bien focalizados– debería ser una virtud, porque con buena gestión tiene que ser bastante más fácil abarcar correctamente a la mayor cantidad de población que está con ese problema.

El gobierno usó los contratos Cremaf para las obras públicas. ¿Hay que profundizar el instrumento? ¿Evaluar nuevos? ¿Volver a los Proyectos de Participación Público Privado (PPP)?
Cremaf demostró ser un muy buen instrumento, seguramente se va a seguir usando. A mí la PPP también me gusta. La PPP tuvo un gran problema, era excesivamente lenta y demasiado burocrática. A veces cuando hay algo que funciona mal, en vez de corregir lo que funciona mal, uno lo desecha. Creo que las PPP –no en cualquier caso– pueden ser útiles, son una herramienta importante y están dentro del portafolio de cosas que se pueden hacer con cuidado y mejorándole toda esa cuestión burocrática que tenía .

¿Son más caras las PPP que los Cremaf como se dice?
La realidad mostró que eran un poquito más caras, pero porque uno le pide más cosas. A veces estos instrumentos mal diseñados generan incentivos que terminan encareciendo. Si al seguro de mi auto le pido que me cubra 700 cosas si voy a ir a Paraguay en auto, y en realidad no voy nunca a Paraguay, voy a estar pagando algo de más. A veces estos mecanismos tuvieron eso.

En el Congreso del Herrerismo propusieron fusionar el BROU con el BHU. ¿Qué posición tiene?
Me parece que no son tiempos para manejar esa propuesta concreta. BROU y BHU tienen un montón de sinergias para trabajar, conseguir un montón de ahorros, fusionar un montón de actividades. Una hipótesis de mínima es pensar en el relacionamiento comercial entre ambos bancos. Después habrá que ver qué cosas tienen sentido. Los uruguayos tienen unos cuantos miles de millones de dólares puestos que tienen que brindar servicios con buenos costos y teniendo el retorno de las inversiones que tienen que tener.